PISANDO FUERTE
Edificar
canales que den paso a la libertad, la fraternidad y la unión.
“Hay que pisar el barro”
Me llamó la
atención esta expresión cuando la escuche venir de una amiga; esta amiga es
representante de la iglesia en su barrio y sin duda voz de la comunidad. Con
dicha frase, opino yo, que ella logró interpretar el pensar de un sinfín de
mujeres y hombres –personas trabajadoras– que se reúnen semanalmente en la
Carucieña desde hace 27 años aproximadamente para compartir sus
vidas entorno a la luz del Espíritu Santo y a la Palabra de Dios. Juntos,
integran las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs).
Literalmente, “hay
que pisar el barro” hace referencia al
hecho de embarrarse los pies cuando recorremos las calles del barrio visitando
a los enfermos, llevando un poco de comida a quien más la necesita, compartiendo un rosario o reflexionando en
torno al evangelio. Esta frase salió a la luz mientras
compartíamos en comunidad fragmentos de un discurso de Monseñor Romero.
Cuando el resto de
los participantes comenzó a opinar al respecto me percate de que la tarea de
“pisar el barro” alcanza a trascender en dos sentidos. Primero, al abrir espacios para el encuentro, la escucha, la
acogida, la solidaridad y el amor; así se se logra transmitir esperanza y
despertar los dones del pobre
para que los ponga al servicio de todos. Segundo, trasciende también al llevar su voz, la voz del barrio, a otros estratos
“superiores” con el fin de hacer justicia, actuando como puentes que comunican
la realidad del pobre con quienes administran el poder.
Volviendo con la
frase “hay que pisar el barro”, mi amiga me dio a entender que con esa máxima
ella hace referencia a la necesidad de salir de sí misma para internarse de
lleno en las zonas del barrio en donde hay mayores necesidades, allí en donde las familias están solas y olvidadas.
Para concluir, debo comunicar que no hablamos de
Monseñor Romero en un simposio, o en un congreso de expertos, nada de eso.
Hablamos de Romero en el solar de una casa del barrio, allí, en uno de
tantos encuentros de las CEBs en donde las acciones de Dios se escuchan con el
corazón, es
allí a donde debemos llevar la palabra liberadora de Jesús.
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